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Hola Hola.. Les traigo 2 noticias importantes :D

Numero 1 : Ya casi terminamos Apollyon, estará listo en unos días :D
Así que si no quieren perdérselo...TIENEN QUE REGISTRARSE EN EL FORO ...
Actualmente somos 463 miembros...asi que tenemos pensado darlo como regalo cuando lleguemos a los 500 miembros…que les parece? Así que si lo quieren pronto…inviten a sus amigos a unirse :D   (Claro, sin hacer Spam)

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Numero 2: Ya tenemos nuevo proyecto STAY de KELLY MOONEY
Así que esperamos recibir el mismo apoyo que tuvimos con Apollyon, 

Aquí les dejo, La portada, la sinopsis y el prólogo. Ya abrimos tema para que puedan seguir la lectura, asi que no olviden registrase VAMOS VAMOS VAMOS :D



Sinopsis:

Maggie Collins está huyendo de todo lo que conoce y ama. Lo único que quería era ir a la universidad, abrir su propia pastelería y casarse con el hombre de sus sueños. Años más tarde, sigue luchando para hacer frente a un secreto que ha escondido de todo el mundo desde que era pequeña. Con su hermano Jeremy y su novio Luke teniendo el mejor momento de sus vidas en Northwestern, toma la decisión más difícil de su vida  al dejarlos… Por desgracia, eso significa renunciar a su propio corazón para protegeros. Lo que no tenía planeado hacer era trabajar en un club de striptease para pagar sus cuentas, o conocer a alguien que pueda ser capaz de hacerla sentir todo otra vez.

Luke Matthews tiene más de lo que podría pedir. Asiste a su universidad preferida, tiene a la chica de sus sueños y vive con sus mejores amigos. Una mañana al despertarse encuentra una nota de ella diciendo que lo deja y eso voltea su mundo al revés. Incapaz de hacerle frente a eso, empieza a beber y a consumir drogas para adormecer su dolor. No es sino hasta casi dos años más tarde y perder toda esperanza cuando se tropieza con Maggie. Y de todos los lugares, trabajando en un club de striptease.

Convencerla de volver a casa con ellos es la parte fácil, pero encontrar la verdadera razón de su partida podría destruirlos a ambos.
Prologo Parte 1
Maggie 
Último año.

Estoy dentro. Eso fue lo primero que pensé al ver el grueso sobre apoyado en el mostrador, mi nombre impreso en negrita. Todo el mundo dice que cuanto mas gordo sea el sobre, mayores son tus posibilidades. Rápidamente, lo rasgué, para ver si mis sueños se habían hecho realidad. Y se habían cumplido. Por un fugaz momento, lo hicieron. La Escuela Culinaria Internacional del Instituto de Arte de Washington quiere que trabaje hacia mi titulo de Asociado mientras aprendo las técnicas apropiadas del horneado, la pastelería y las artes culinarias.

Porque aprender a hacer un soufflé sin que se desinfle seria asombroso. No es como si yo no lo hubiese intentado varias veces, pero alguien normalmente venia, abría el horno o decidía tener un partido amistoso de empujones en la cocina, y el soufflé se desplomaría como resultado. Por supuesto, a los tres idiotas no les importaba comer cualquier cosa que yo pusiera delante de ellos. Como buenos conejillos de indias, incluyendo a mi hermano, Jeremy.

Luke, Dean, y Jeremy han sido mejores amigos por tanto tiempo como puedo recordar. Rara vez se separan. Jugaron en los mismos equipos de las pequeñas ligas mientras crecían, quedaron con chicas de las mismas pandillas escolares y  tuvieron pijamadas cada fin de semana hasta que tuvieron casi quince. Estas siguen sucediendo, pero normalmente cuando están borrachos o encubriendo a alguien. La elección de la casa depende de quien sea el más sobrio al final de la noche.

A pesar de que la emoción me inundo mientras releía las palabras “Felicidades Margaret Collins”, yo sabia que nunca sucedería. A veces, no estoy segura de por que, me expongo a mi misma al dolor. Siempre he sido la clase de chica que quería demostrar algo. Demostrar que podía entrar, incluso si no podía pagar la matricula.

Y para ser honesta, yo quería marcharme tan lejos de casa como fuera posible.

Jeremy, Luke y Dean van a ir a Northwestern juntos. Por supuesto. Dios no quiera que vayan por caminos separados por una vez. A pesar de que tener a un chico como doble fue genial la mayor parte del tiempo, el salario de mi padre como policía de un pequeño pueblo no dejaba mucho presupuesto, sobre todo desde que mi mama no trabajaba. Jeremy consiguió su licencia de conducir primero, así que obtuvo el coche para llevarnos a nosotras. Siempre me dijeron que el era el chico, y esa es la forma en que la galleta se derrumbo. Por desgracia para mí, él tiene todo lo que siempre quiso. Y dado que lo quería más que a nada, jamás le dije lo mucho que eso me molestaba. Y nunca lo envidiaba por su felicidad. Simplemente no estaba en mi ADN el hacerlo responsable.

Así que, yo no se por que me permití agarrarme a ese anillo de latón. Jeremy fue el que fue aceptado por la escuela de sus sueños, y ahora iba a vivirlos. Desde niño, mi hermano y sus amigos han idolatrado el equipo de futbol de Northwestern. Ahora el trío no paraba de hablar de ir a los partidos, a que fraternidad iban a unirse y las chicas con las que iban a quedar. Fue repugnante y doloroso oír cómo me podían dejar de lado. Como si después de todos estos años yo no importara. Como si pudiese ser enviada lejos mientras ellos vivían sus vidas de ensueño.

Quería llorar por mi aceptación, y quería hacerlo donde nadie me viera. Los tres idiotas estaban en la sala de estar jugando a la Xbox, y mi madre estaba en la cocina haciendo su famoso chili. Siempre es alucinante como sus amigos estuvieron siempre invitados a comer, pero si venia una de mis amigas, lo que era raro, eran invitadas cortésmente a marcharse. Probablemente era mejor mantener a las chicas lejos de aquí de todos modos.

Completamente por otras razones.

Me encontré en la casa de muñecas de nuestro patio trasero. Mi abuelo la construyó para mí cuando cumplí seis. Tiene pintado un huevo azul de petirrojo en el exterior, con dos pequeñas ventanas adornadas con cortinas de color amarillo pálido que mi abuela había cosido. Incluso había una cornisa  gigante con unos sacos de dormir en la parte superior donde se puede dormir en caso de ser necesario. En realidad, lo fue un par de veces. Era mi lamentable escape de la realidad. Dije lamentable porque estaba a sólo veinte metros de distancia de la mayoría de mis problemas. Y lo encontraba cuando me era malditamente difícil fingir que mis problemas no existían.

Cuando eres pequeño, esperas que el mundo sea perfecto, lleno de arco iris y mariposas bonitas. Confías en que la se supone que la gente que te rodea te ama. A la edad de nueve años, me pareció que era una mierda total. La vida como la conocía nunca sería otra que tratar de sobrevivir otra noche en mi cuarto.

—¿Qué estás haciendo aquí? —Salté oír el profundo auge de su voz. Cuando abrí los ojos, Luke estaba apoyado en la repisa donde yo estaba acostada. Tenía los brazos cruzados, con la barbilla apoyada en sus nudillos, sus ojos fijos en mí.

Me sequé las lágrimas, sentándome rápidamente—. Nada.

Sus manos agarraron  mi cintura, levantándome hasta que mis pies tocaron el suelo de madera. El retiró algunas lágrimas con el dorso de la mano. —No es nada. ¿Por qué lloras?
Su rostro preocupado cambió inmediatamente a una enorme sonrisa de felicidad. Él me levantó y me dio una vuelta. —Bueno, eso es genial, Mags. Lo hiciste. —Él me puso otra vez en el suelo, pero aún mantenía sus manos alrededor de mi cintura—. Si necesitas cualquier referencia de esas locas habilidades para hornear, soy tu hombre. Me encanta todo lo que haces para mí. Su dedo tocó la punta de la nariz antes de que él la rozara con un simple beso.

Fruncí el ceño, incapaz de ocultar mis verdaderos sentimientos. Se dio cuenta de inmediato y me atrajo hacia él. Enterré mi cabeza en su pecho, sollozando. —¿Qué pasa, entonces? —Lo que tenia con Luke era raro. Siempre estábamos juntos debido a su amistad con Jeremy, pero Luke y yo compartimos una amistad separada que pocas personas entienden. Ni Jeremy lo hace. Aunque Jer y yo éramos muy cercanos, Luke y yo teníamos un vínculo que comenzó hace mucho tiempo. Él ha quedado con otras chicas, y yo con otros chicos, pero siempre nos preocupamos por el otro y siempre estábamos allí para arreglarnos el uno al otro cuando era necesario.

—Sabes que no puedo ir. Es demasiado dinero. Especialmente con Northwestern. Sabía que tenía que apartarse, pero secretamente amaba cuando me abrazaba. Y, aunque estaba segura de que él no tenía sentimientos románticos hacia mí, siempre me dejo agarrarlo todo el tiempo que necesitaba.

—¿Has hablado con Jeremy? Tal vez podríais pensar en algo de modo que ambos alcanzen sus sueños.

Negué con la cabeza sin dejar de sollozar. —No. Yo no quiero hacerle eso. Está tan emocionado.

Luke se echó hacia atrás, pasando sus manos por mis brazos hasta que nuestros dedos se entrelazaron. —Deja de hacer eso, Azul. Te mereces ser feliz  tanto como él. —Había estado llamándome Azul desde que éramos estudiantes de primer año de secundaria. Me lo dijo una noche, después de un poco de drama por culpa de un chico en una fiesta. Sean Williams intentó un par de movimientos conmigo que no me gustaron nada. Luke me encontró derrumbada, con lágrimas en los ojos, y él me había llamado azul por primera vez. Dijo que mis ojos eran los más hermosos que había visto nunca. Era algo que me encantaba.

Saqué mis manos de él y sequé mis lágrimas con el borde de mi camisa. —No te preocupes por mí. Voy a ir a la escuela estatal o a la mierda de colegio comunitario. Saldrá bien.

Suspiró y me ofreció una pequeña y reconfortante sonrisa. Luke era muy consciente de cómo yo iba dejando pasar muchas cosas en mi vida, mientras que Jeremy jamás renunció a nada. Y yo no quería que Jeremy lo hiciera por otra razón distinta que la de la ignorancia. Él nunca pareció darse cuenta de que siempre consiguió las mejores cosas.

—Siempre puedes visitarnos. Espero verte cada fin. Puedes ser nuestra polizón siempre que quieras. —Le di un gran abrazo, sonriendo ante sus palabras. Lucas, Jeremy, y Dean ya aceptaron ser compañeros de habitación en la residencia. Mientras tanto, yo estaba una vez más a un lado, para averiguar que hacer con mi propia vida con la orientación cero de mis padres.
Prologo Parte 2
Maggie 
Diecinueve meses después

Era viernes por la noche, y yo estaba en la cama de Luke en Northwestern, esperando a que volviese de cepillarse los dientes. Nos pasamos la primera hora en su casa de la fraternidad, una en la que todavía no vivía, pero donde lo haría el año siguiente.

            Su tercer año de secundaria.

            Lucas es Lucas, y se dio cuenta enseguida de que algo estaba mal conmigo cuando no deje que me tirase en la pista de baile improvisada. Sus ojos escanearon pacientemente mi cara, su nariz se arrugó y sus cejas se fruncieron. —¿Qué pasa, bebe? —Sus labios acariciaron mi cuello, mordiéndolo una vez o dos.

            —Nada. Es sólo que no me siento bien. ¿Crees que podríamos irnos? —Él se apartó, escudriñó la habitación rápidamente, y luego su mirada cayó sobre mí. —Sí, voy a buscar a Jer y decirle. —Luke se alejó lentamente, mirando hacia atrás como si estuviera tratando de averiguar un difícil crucigrama.

            Después de agarrar una pizza que Luke insistió en que pidiéramos, él tomó mi mano suavemente entre las suyas. Cada pocos segundos sentía como su mirada dejaba la carretera para mirarme. —Así que, ¿vas a decirme lo que está mal, o se supone que tengo que adivinar?

            Si él supiera.

            Forcé una sonrisa y me volví hacia él. —No es nada. Estoy un poco cansada —Luke se detuvo en el aparcamiento y luego caminó a mi lado para ayudarme a bajar. Algo que siempre insistió en hacer. Siempre un caballero. Cada vez que trataba de salir por mi cuenta, él me miraba y decía—: Sabes que mi madre no me crío para ser un imbécil arrogante. Déjame abrir la puerta para ti. —Después de un tiempo, me di cuenta de que parecía hacer que se sintiera mejor.

            Durante toda la noche había hablado sin cesar sobre cuán divertida era la escuela, y cómo la vida universitaria había sido mucho mejor de lo que había previsto. Odiaba el hecho de que sólo lo veía en los fines de semana, pero lo entendía desde que estaba tomando una carga completa en el colegio de la comunidad local. Incluso había empezado a registrarme en algunas clases de cocina nocturnas. Pero, tres días antes de pasar el fin de semana con él, mi vida cambió, y yo no tenía el corazón para alejar todo de él. No podía ser una parte de mí. Tenía que dejarlo ir.

            Después de que ambos tuvimos nuestra ración el uno del otro, era algo a lo que nunca pensé que pudiera renunciar. Lo más hermoso de Luke es que nunca fue sólo sexo, o llegar a la línea de meta. Cuando estuvimos juntos, él me hizo el amor, tiernamente, apasionadamente y asegurándose de que siempre supiera lo especial que era para él. En el fondo yo sabía lo fuerte que eran sus sentimientos, pero también sabía que entendería mi decisión y, finalmente, seguiría adelante. Los dos éramos tan jovenes. Y yo estaba asustada.

            Tal vez él sabía que algo estaba mal por la forma en que había actuado antes, pero no estaba seguro. Siempre hablamos de nuestro futuro juntos como si fuera una obviedad, pero por alguna razón esa noche me hizo prometer que no importa lo que pasara o lo que saliera mal, iba a ir a él antes de hacer algo de lo que me arrepintiera. Yo quería hacerlo. Y lo hice. Lo amaba más que a nada en este mundo y realmente pensé mucho sobre mi decisión. Por primera vez en mi vida, le había mentido al único hombre al que había amado. Y, probablemente, volvería a amar.

            Le mentí a Luke Matthews.

            Mientras él me sostenía en sus brazos, su dedo índice se deslizó lentamente hacia abajo hasta llegar a la rodilla. La envolvió con su mano fuerte, y levanto mi pierna, colocándola sobre la suya. Su boca se movía sobre la mía, casi besándome, a sólo un suspiro de distancia. —Dime lo que está mal. Quiero arreglarlo.

            —No es nada.

            Respiró profundamente y luego exhaló, besando una comisura de mi boca, y luego la otra. —Te conozco, Mags. Te conozco mejor que tú misma. Voy a arreglar lo que sea que te moleste. —Quería llorar y decirle todo. Quería que lo arreglara como siempre lo hacía, pero esta era la única cosa que no podía arreglar. Y no estaba segura de si alguna vez lo entendería. O sería capaz de mirarme de la misma manera, una vez que lo supiera todo.

            Luke no me había quitado los ojos de encima, así que contuve las lágrimas. —Te quiero por intentarlo, pero no puedes arreglarlo esta vez. —Inclinó la cabeza observando mi cara por un minuto antes de volver a hablar—: ¿Es la escuela? ¿Lo estás haciendo bien?

            Negué con la cabeza. —La escuela esta bien.

            Lucas sonrió. —Casi se me olvida. —Se apartó de mí, arrastrando los pies hasta su escritorio y rebuscando entre un montón de papeles. Luego se abalanzó sobre la cama como un niño emocionado en la mañana de Navidad—. Tengo algo para ti. Bueno, hice un poco de investigación. Sostuvo la carpeta de manila sobre su cabeza, por lo que me acerqué a él para obtenerla. —Antes de que te de esto, tienes que prometerme que no te enfadarás.

            Puse los ojos en blanco. —Te lo prometo.

            Se inclinó y me dio un beso rápido en la nariz. —Está bien. Y Te quiero. Por lo tanto, creo que deberías hacer esto para el semestre de otoño y tal vez alguno de los cursos de verano también. —Abrí la carpeta y escanee rápidamente los folletos. La Escuela de Pastelería francesa aquí en Chicago. Las lágrimas brotaron de mis ojos, repasando las distintas cosas que podría estudiar, los libros, el hecho de que no tenían vivienda en el campus, la matrícula. Era caro. Yo ya lo sabía dado que había intentado entrar en esta escuela hace dos años, pero la ciudad no era una de una vía de escape lo suficientemente buena.

            Luke esperó pacientemente a que yo terminara antes de decir nada. Una vez que finalmente fui capaz de mirarlo a los ojos, sonrió. —Sé que es mucho dinero, pero podríamos investigar sobre ayudas financieras y que supondría que pudieras vivir en el centro. Estarías más cerca de mí, y podríamos vernos los fines de semana, o la ocasional noche de “Necesito ver a Maggie en este momento”. Además, voy a vivir en la fraternidad, por lo que podrías estar conmigo todo lo que quisieras.

            Estudió mi rostro. Todavía estaba sin palabras de pensar en todo esto. Pero, no sé por qué me sorprendía. Lucas siempre sabía lo que tenía que hacer, las cosas que me hacían feliz. Sonreí, con los ojos llenos de lágrimas. —Hey, vamos. No hice esto para hacerte llorar. Se supone que debes ser feliz.

            Me alcé en mis codos, dejando caer la carpeta a un lado. —Nunca olvides que te amo, ¿de acuerdo? Siempre te amaré, Luke.

            Me miró por un instante, sonriendo. —Nunca. —Luke me besó con tanta suavidad que apenas sentí sus labios. —Tu no está actuando como tu misma, así que no me digas que nada esta mal. Prométeme, Maggie, que vas a  pensar acerca de la escuela. Sabes que puedes hablar conmigo sobre cualquier cosa.

            Puse mi mejor cara de póker , tirando de él encima de mí para el segundo asalto. —Te lo prometo.

            Una vez que se marchó, rápidamente saqué las cartas de despedida que había escrito para él y mi hermano, y las deje encima de la mesita de noche. Yo no estaba segura de si alguna vez iba a volver, pero sabía que quería que él tuviera la vida que siempre había querido. Una en la que lo elogiaron más veces de las que podía contar, la que iluminaba su rostro cuando hablaba de todas las posibilidades fantásticas. Cosas como obtener su licenciatura, ir a la escuela de posgrado, tal vez incluso viajar por el mundo durante un año. ¿Cómo iba a poder quitarle todo eso? Se  merecía cada pedacito de felicidad. Nunca dejaría de ser esa chica de la que se arrepintió, la que lo detuvo de cumplir sus sueños. Puede que haya tenido que dejar de lado los míos, pero yo no iba a dejar que él se olvide de los suyos.

            Lo besé suavemente en la boca, antes de concederme a mi misma una larga y dolorosa mirada a su hermoso rostro. Estaba muerta de miedo de irme por mi cuenta, pero esos últimos días había encontrado el coraje y la fuerza para alejarme. Algo que nunca pensé que haría, pero que ahora tenía que hacer.

            Estaba tan cansada de las miradas que mi madre me disparaba. La manera incomoda en que mi padre me miraba boquiabierto. El recuerdo constante al estar cerca de él y vivir bajo el mismo techo. Y más que nada necesitaba escapar de esa cama. En la que yo tenía que dormir cada noche desde que me tocó. La que me encantaba cuando era una niña. Las mantas con volantes, las almohadas mullidas y rosadas. Cada maldita noche rece para que no quisiera entrar, manteniendo la mirada fija en el pomo de la puerta, rogando a Dios que no se abriera. Mi propia habitación, la que se supone que es el santuario de cada niña, me persiguió mientras yo dormía, y más aún cuando estaba despierta. Me negué a que lo hiciera.

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